Teoría del caos, Relatividad y Mecánica Cuántica
| David Rodrigo García Colin Carrillo |
"Llamamos materialista a nuestra dialéctica", nos dice Trotsky, "porque sus raíces no están en el cielo ni en las profundidades del libre albedrío, sino en la realidad objetiva, en la naturaleza. Lo consciente surgió de lo inconsciente, la psicología de la fisiología, el mundo orgánico del inorgánico, el sistema solar de la nebulosa. En todos los jalones de esta escala de desarrollo, los cambios cuantitativos se transformaron en cualitativos. Nuestro pensamiento, incluso el pensamiento dialéctico, es solamente una de las formas de expresión de la materia cambiante. En este sistema no hay lugar ni para dios ni para el diablo, ni para el alma inmortal ni para leyes y normas morales eternas (..) posee en consecuencia un carácter profundamente materialista".
En la filosofía marxista, materia no se reduce, como en los antiguos materialistas griegos, a alguna de las expresiones de la materia (aire, agua fuego, tierra, etc) o, como en los materialistas ilustrados, a una de las formas de movimiento de la materia (mecánica), sino que es una abstracción que expresa todo lo que existe independientemente de la subjetividad humana, se refiere pues a la naturaleza en sus infinitas expresiones: desde los neutrinos a los supercúmulos de galaxias y, aun, a las infinitas cualidades que no conocemos y sus infinitas formas de movimiento (Lenin). Es una abstracción, por tanto, que prescinde de las cualidades específicas de los objetos concretos y se refiere únicamente a su existencia fuera de la conciencia humana como una realidad objetiva. Es un concepto abierto porque no abarca nunca la totalidad de su objeto, por ser inabarcable, pero es absoluto porque expresa, al mismo tiempo, la infinitud del universo y el hecho de su existencia al margen de los procesos subjetivos.
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